sábado, 9 de noviembre de 2013

DULCES SUEÑOS



¡Dios mío y Señor mío! 
Te doy gracias por todos los beneficios que me has concedido el día de hoy, por haberme creado, redimido y llamado a la FE en CRISTO. Por haberme librado de peligros de alma y de cuerpo. 

Te pido perdón por todas las faltas que he cometido durante este día, me duele de todo corazón haberte ofendido, propongo 
enmendarme y no pecar más.

ABRAZA A TUS HIJOS


ABRAZA a tus HIJOS

Madre, acaricia a tus niños.
Padre, abrázalos firmemente.

Permite que ellos sepan que los AMAN
por la mañana, al mediodía, y por la noche.
En cada momento del día,
en las buenas y en las malas.

Pon tus brazos alrededor de ellos,
sostenlos cerca tuyo,
siente el latir de sus corazones,
la vida nueva que TÚ HICISTE.

Rueda por el suelo con ellos,
bromea, ríe y juega,
escucha lo que tienen que decirte,
ellos tienen mucho para contarte.

Toma tiempo para conocerlos,
ve el color en sus ojos.
Aprecia a esa personita tan profunda
dentro de sus pequeñas mentiras.

Permite que corran sus dedos por tus cabellos,
inclina tu cabeza,
llena sus corazones con palabras de alabanza,
haz de su HOGAR su lugar favorito.

Abrázalos estrechamente en el sofá
y mira un programa de televisión a su lado,
canta con ellos o comparte la lectura de un libro
y ayúdales a crecer en su mundo.

Toma un tiempo para caminar en el parque,
sostén sus manos, al caminar,
huelan las flores, alimenten los patos,
construyan castillos en la arena... ¡JUNTOS!

MADRE, acaricia a sus HIJOS,
PADRE, abrázalos firmemente.

Muéstrenles, que ellos son un regalo de DIOS,
ÁMENLOS, para que se sientan bien.

DEMUESTREN el inmenso AMOR que les tienen,
cada día, con HECHOS, no solo con PALABRAS.